viernes, 7 de octubre de 2011

La vida de Juan Pablo II



Karol Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba conformada por su padre Karol Wojtyla, un militar del ejército austro-húngaro; su madre, Emilia Kaczorowsky, una joven de origen lituano, y un hermano adolescente de nombre Edmund.
Sus padres lo bautizaron a los pocos días de nacer en la iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.
De joven el futuro pontífice mostró una gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas, tan grande que aún en el colegio pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca. Sin embargo, un encuentro con el cardenal Sapieha durante una visita pastoral le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa –entonces aún sin develarse plenamente– en el corazón: el sacerdocio.
Al desatarse la Segunda Guerra Mundial los alemanes cerraron todas las universidades de Polonia, con el objetivo de invadir no sólo el territorio sino también la cultura polaca. Frente a esta situación Karol Wojtyla, con un grupo de jóvenes, organizó una universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al seminario el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Según relató esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.
En 1942 ingresó al Departamento Teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto, junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el cardenal de Cracovia.
El 1 de noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia y celebró su primera misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel. Al poco tiempo obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de ética en la Universidad Católica de Dublín y en la Universidad Estatal de Cracovia, donde interactuó con importantes representantes del pensamiento católico polaco, especialmente de la vertiente conocida como tomismo lublinense.
El 23 de septiembre de 1958 fue consagrado obispo auxiliar del administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del episcopado polaco. Asistió al Concilio Vaticano II donde participó activamente, especialmente en las comisiones responsables de elaborar la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium y la Constitución pastoral Gaudium et Spes. Durante estos años, el entonces obispo Wojtyla combinaba la producción teológica con una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.
El 13 de enero de 1964 falleció monseñor Baziak, por lo que el obispo Wojtyla ocupó la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convirtió a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.
En junio de 1967, a los 47 años de edad, el arzobispo Wojtyla fue nombrado cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974, el nuevo purpurado ordenó a 43 nuevos presbíteros, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
En 1978 falleció Pablo VI, y fue elegido nuevo Papa el Patriarca de Venecia, cardenal Albino Luciani, de 65 años, quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El “Papa de la Sonrisa”, sin embargo, falleció a los 33 días de su nombramiento. El 16 de octubre de 1978, luego de un nuevo Cónclave, el cardenal polaco Karol Wojtyla fue elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.
El 2 de julio de 2011 el Papa Juan Pablo II, antes de entrar en estado de inconciencia, logró dictar a su secretario personal la elocuente frase: “soy feliz, sedlo también vosotros”.
“Las condiciones clínicas del Santo Padre siguen siendo gravísimas. A última hora de esta mañana tenía fiebre alta. Cuando se le pregunta, responde correctamente a las preguntas de los que conviven con él”. Éste es el texto del último comunicado oficial del Vaticano sobre la salud de Juan Pablo II.
Esa noche el Papa Juan Pablo II falleció en Roma luego de 26 años, 5 meses y 17 días de pontificado.

Su beatificación
El 13 de mayo de 2005 el cardenal Camillo Ruini, vicario para la ciudad de Roma, dio formalmente por iniciado el proceso de beatificación de Juan Pablo II; para ello, Benedicto XVI concedió el 28 de abril dispensa del plazo de cinco años de espera después de la muerte, requisito indispensable del derecho canónico para iniciar el proceso de beatificación, de modo similar a como hizo el mismo Juan Pablo II con el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta.
El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios sobre su vida y los milagros necesarios, entre los que destaca el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien aseguró haber sido curada de la enfermedad de Parkinson gracias a la intercesión del pontífice, que había fallecido dos meses antes.
En una misa que se celebró en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI aseguró que el proceso avanzaba “con rapidez”. En tal fecha, finalizada la primera fase de su proceso de canonización, le fue concedido el título de Siervo de Dios.
El 19 de diciembre de 2009 Benedicto XVI lo declaró venerable. Un milagro atribuido a su intercesión fue analizado y considerado inexplicable según la ciencia, por lo que tras diversas reuniones el Papa Benedicto XVI autorizó la beatificación de Juan Pablo II en enero de 2011. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el primero de mayo de 2011.
A principio de 2011, el sacerdote Federico Lombardi, portavoz de la Casa Pontificia, anunció la fecha de la beatificación y el traslado de sus restos mortales, que hasta entonces se encontraban en la cripta vaticana, hasta la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, contigua a la de la Piedad de Miguel Ángel, en donde podrá ser venerado con culto público por fieles y peregrinos.
Este proceso de beatificación ha sido catalogado como el más corto de la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de Teresa de Calcuta. A pesar de ello, y según las declaraciones de Lombardi, el proceso se ha hecho de manera minuciosa, con completos estudios sobre el milagro de la curación de Sor Marie Simon, así como al resto de su vida, declarando según el decreto papal a Juan Pablo II como digno de veneración por un sacerdocio limpio e intachable y una vida ejemplar y digna de admiración cristiana.

Juan Pablo II en México
Durante su pontificado Juan Pablo II, conocido como el Papa Viajero, estuvo en cinco ocasiones (1979, 1990, 1993, 1999 y 2002) en nuestro país.
Como su historia marca, México fue importante para el pontificado de Karol Wojtyla por diversas razones, entre ellas, su especial devoción por la virgen de Guadalupe, como afirman los católicos religiosos.
Fue en México donde el Pontífice creó la frase “México, siempre fiel”, pronunciada en su homilía de la Catedral Metropolitana durante la primera gira que efectuó al extranjero en 1979, y a la que lo mexicanos corresponderían con un “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo”.
“México sabe bailar, México sabe cantar, México sabe rezar, pero más que todo... México sabe gritar”, resumía el Papa en otra de sus frases que cimbraba a los católicos mexicanos y aumentaría su algarabía. Gran parte de los católicos mexicanos consideran que esos viajes fueron una distinción del Papa hacia el país.

Recuerdo histórico en Chiapas
Chiapas recibió el 11 de mayo de 1990 al Papa Juan Pablo II en la Catedral de San Marcos de Tuxtla Gutiérrez, donde el monseñor Felipe Aguirre Franco, entonces obispo de la diócesis, le dio la bienvenida.
Al realizar la homilía el Papa dijo: “En esta tierra chiapaneca que Dios ha bendecido con tanta belleza de bosques y montañas, y sobre todo con la riqueza de sus gentes y etnias, me siento gozoso de encontrarme con representantes de tantas familias indígenas”.
“El Papa y la Iglesia están con vosotros y os aman: aman vuestras personas, vuestra cultura, vuestras tradiciones”.
Al término de la liturgia de la palabra dirigió un saludo en los idiomas tsotsil y zoque a los creyentes campesinos e indígenas.
Cabe recordar que en la puerta norte de la catedral de San Marcos existe una placa con la huella pastoral del Papa en Tuxtla Gutiérrez, en la que se lee: “El día 11 de mayo de 1990 el Papa Juan Pablo II, peregrino del amor y la paz, visitó desde este lugar a los chiapanecos y al sur de México”. “Las tres diócesis de Chiapas le dedicamos el presente testimonio de gratitud, por su mensaje evangelizador y su especial predilección de padre”.

Chiapas recibe las reliquias del beato Juan Pablo II
·      Inicia su recorrido en Tuxtla Gutiérrez
Entre cantos, flores y pancartas, el pueblo católico de la capital del estado recibió las reliquias del beato Juan Pablo II, en su arribo Chiapas.
Los fieles procedentes de diversas parroquias se congregaron en el parque Bicentenario donde los restos del Papa hicieron su primera escala; aquí fueron recibidos por el obispo auxiliar, José Luis Mendoza Corzo.
Posteriormente, siguieron a los dos vehículos que llevaban el escudo de El Vaticano en su trayecto hacia la Catedral de San Marcos, donde se celebró una misa con la participación de feligreses de 67 parroquias de la arquidiócesis de esta capital, que encabeza el arzobispo Rogelio Cabrera López, del presbiterio en pleno, colegios, escuelas y seminarios religiosos.

·      Reliquias llegan a San Cristóbal de Las Casas
Tal como estaba programado hacia las 8 horas de este miércoles, llegaron las reliquias del Papa Juan Pablo II, donde cientos de feligreses acudieron al templo de la Merced para recibir las reliquias.
Las calles adornadas de blanco y amarillo, los fieles con veladoras, flores y retratos del beato acompañaron su llegada.
Una estruendosa cohetería acompañaba las dos unidades que transportaban las reliquias del santo Papa, así como un pequeño envase de cristal que lleva su sangre, la cual fue extraída en vida para diversos estudios.
Las camionetas llegaron a la Catedral de esta ciudad entre confeti, pétalos de rosa y flores, las cuales empañaban los cristales de los vehículos.
A su llegada bombas se hicieron tronar en la Catedral, las campanas sonaron ante tan majestuosa fiesta de todos los fieles católicos quienes esperaban con ansias su llegada.
Dos filas de personas se podrían apreciar en la entrada principal de la Catedral, a pesar de las lluvias las personas con impermeables y sombrillas esperaban poder venerar las reliquias.


Al interior de la Catedral la fe inundaba a los cientos de visitantes, quienes recordaban su llegada en aquella ocasión de 1990 a la capital del estado, así como todo lo que él logró en beneficio de la humanidad.

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      Tapachula, su última parada en Chiapas
Poco después del mediodía la espera terminó, las reliquias del Papa Juan Pablo II llegaron a la Catedral de San José en el municipio de Tapachula, donde más de 15,000 personas tuvieron la oportunidad de apreciarlas y participar en la ceremonia religiosa que estuvo a cargo del obispo Leopoldo González González.
Dentro de una urna de cristal la réplica de la imagen del Papa con su vestimenta y la cápsula con su sangre fue apreciada por mucha gente, y la inspiración y ánimo para tratar de ser mejores personas, al seguir su ideología por el respeto al prójimo y la preocupación por los más desprotegidos, se impregnaba en el aire.
Al encabezar la recepción de las reliquias, el obispo mencionó que la palabra y vida de Juan Pablo hicieron a la sociedad muy cercanos a Jesús, Buen Pastor, ya que con sus enseñanzas ofreció el alimento de Dios.
“Prediquemos su ejemplo, abramos la puerta de par en par a Jesús, seamos fieles de la iglesia. Juan Pablo II es beato por su fe, por eso es importante que cada día se construya el reino de Dios basado en el respeto a los demás, que nadie sea asesinado ni privado de nacer”.
González González ofreció la ceremonia litúrgica para honrar la memoria del beato Juan Pablo II, en la que participaron los sacerdotes de toda la Diócesis de Tapachula, así como los representantes de la Arquidiócesis de México y del Vaticano.
La euforia no se hizo esperar, muchas personas de todas las edades experimentaron sentimientos encontrados, ya que muchos sintieron alegría por tener la oportunidad de estar cerca y participar en la ceremonia que recibía parte del “Papa Peregrino”, como se le conocía por sus constantes visitas por el mundo.
Por otro lado, mucha gente derramó algunas lágrimas de felicidad por estar presentes y también de tristeza porque la humanidad perdió a un gran ser humano, por lo que amas de casa, profesionistas, estudiantes, obreros y demás personas de todas las edades y estatus sociales se dieron cita en la Catedral de San José para participar en la ceremonia religiosa, y por lo menos tocar la urna para persignarse y pedir a Dios por la paz mundial y para que erradique tantas enfermedades graves y plagas que aquejan a la sociedad.
En el tema de la seguridad, los cuerpos de socorro y auxilio como paramédicos de la Cruz Roja y del Instituto de Salud se mantuvieron alertas para apoyar a las personas que necesitaron de estos servicios, ya que mucha gente que llegó eran de la tercera edad, enfermos, discapacitados, entre otros; además de que la aglomeración afectó los signos vitales de algunas personas, sin embargo, al final se reporta un saldo blanco.

Saldo blanco durante el arribo de las reliquias
Con el propósito de mantener la tranquilidad y paz en el estado, en total más de 1,200 elementos de seguridad resguardaron la caravana de las reliquias del beato Juan Pablo II a su paso por nuestro estado, informó el Instituto Estatal de Protección Civil estatal.
Refirió que gracias a los trabajos coordinados entre el gobierno, que encabeza el mandatario estatal Juan Sabines Guerrero, a través de Protección Civil (PC) del estado, y diversas dependencias, municipales, estatales y federales, no se presentaron incidentes durante el arribo de las reliquias del beato Juan Pablo II a Chiapas.
Como parte de los trabajos preventivos que se realizaron durante la cobertura de este evento se mantuvieron guardias permanentes en los centros de atención de emergencias médicas; durante el desarrollo del evento se activaron brigadas médicas, de primeros auxilios, contra incendios y de seguridad, así como un sistema de vallas y conos para la salvaguarda de las personas.
Las dependencias que participaron durante este operativo son Protección Civil del Estado, Policía Federal Preventiva, Ejército Mexicano, Marina Nacional, Secretaría de Seguridad Pública, Secretaría de Salud, Subsecretaría de Asuntos Religiosos, Fiscalía Especializada, Dirección de Tránsito y Vialidad, Bomberos, Cruz Roja y la Unidad Municipal de PC.

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