miércoles, 5 de octubre de 2011

A seis años de la tragedia de Stan en Chiapas


Exigen juicio contra Pablo Salazar y sus cómplices, por homicidio por omisión en caso Stan

-La herida del Stan sigue abierta

-Miles de personas fueron engañadas con una falsa reconstrucción

-Se pudo haber salvado la vida de la gente con obras de prevención que no fueron realizadas

-No se ha hecho justicia hasta el momento; impunidad en el caso, una burla para el pueblo afectado


Candy Castol
El Economista de Chiapas


Tapachula. Se cumplen seis años de la tragedia. El huracán Stan que fue la decimoctava tormenta tropical y el décimo huracán de la temporada de huracanes del océano Atlántico en 2005, arrancó la vida de centenares de personas por falta de obras de prevención (como bordos y acciones de dragado), dejando a su paso una estela de muerte y devastación en Chiapas, que provocó una de las mayores tragedias de las que se tenga memoria en la entidad.
La tormenta afectó a los países centroamericanos de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua además del sur de México, en especial Chiapas, durante los días 3, 4 y 5 de octubre de 2005. Ocasionó –de acuerdo a diversas fuentes– por lo menos 1,620 muertes, un número similar al producido por el huracán Katrina, y muchos más desaparecidos.
Hombres, mujeres, niños, ancianos fueron arrastrados por las corrientes de agua generadas por el fenómeno meteorológico; otros más, sepultados casi instantáneamente ante la magnitud de una tragedia que se pudo haber evitado en muchas regiones de Chiapas si las autoridades en turno hubieran actuado con responsabilidad. Pero después de la lluvia no llegó la calma, inició un proceso de “reconstrucción”, mismo que resultó una completa farsa para los afectados. 

Lo que dejó Pablo Salazar y sus cómplices a las familias afectadas por Stan

Las insuficientes viviendas que les fueron entregados a los damnificados por el huracán Stan en Chiapas presentaron, en su mayoría, una serie de obras inconclusas que afectaron a miles de personas.
Por ejemplo, en algunos casos, las viviendas registraron, casi de manera inmediata después de ser habitadas filtraciones en losas o cubiertas de lámina, emboquillados en cumbreras, deficiencias o falta de instalación de fosas biodigestoras, cristales rotos, deficiencias en la colocación de cubiertas de lámina, entre otros.
La gravedad de la irresponsabilidad de la administración pasada, explica Carlos Tapia, el presidente de la sociedad civil del Soconusco y promotor del Frente Cívico y Damnificados por el Paso del Huracán Stan, llegó al grado de que se entregaron fraccionamientos a los que no se les contrató obras de cabecera, así como fraccionamientos que no cuentan con servicio de agua, luz y deficientes plantas de tratamiento de aguas negras.
La magnitud del engaño llegó al grado de que algunas de las viviendas fueron abandonadas, mismas que eran inhabitables. “Es inhumano lo que hicieron, querían que la gente viviera entre sus propios desechos, no había ni planta de aguas negras y se empezaban a enfermar hasta los niños”, describe Carlos Tapia.
Las familias quedaron jurídicamente en el aire. También no se realizó en su momento la regularización de la tenencia de la tierra e incluso hizo falta de entrega de los servicios a las instancias normativas, así como áreas de donación a los municipios.

La infamia

Las familias habían perdido a sus seres queridos. El agua les quitó a quienes amaban y los dejó sin hogar ni pertenencias. El gobierno de Pablo Salazar, y los cómplices que participaron en la “reconstrucción” con recursos del erario, llevó el engaño a un grado tal que “puso a los mismos afectados nuevamente en zonas de riesgo”, explica Carlos Tapia.
Por ejemplo, “en el fraccionamiento Vida Mejor, en Suchiate, se edificaron las casas en una zona inundable; la infamia fue tal que esas familias sufren porque en épocas de lluvia se mezcla la inundación con aguas negras”.
Pero no es el único caso, ni tan poco fue un caso aislado. En Huixtla también se construyeron los fraccionamientos Vida Mejor y Carlos Montemayor en una zona inundable. Es decir, “las familias fueron llevadas por los responsables de la reconstrucción a una zona de riesgo, como si la tragedia no hubiera bastado y como si sus vidas no valieran nada”. Peor aún, tampoco se les construyeron los tan necesarios drenes pluviales.
La misma infamia se registró en La Flor, en Tuzantán; Pablo Salazar y sus cómplices llevaron a las familias a un fraccionamiento construido en una ladera, misma que sufre deslizamiento y erosión del terreno. Por si esto no bastara, ya el riesgo es latente por sí mismo, no tienen agua para vivir. Así de grande la infamia, remarca Carlos Tapia.
Pero si se habla de fraccionamientos, cuyas construcciones son muestra de la farsa de la administración de Pablo Salazar y de quienes eran responsables de la aplicación de estos recursos (federales en su mayoría), en Paso Hondo, en Frontera Comalapa, tampoco tienen ni agua potable.

La crueldad: el lucro con el dolor de los damnificados

Además de lo sucedido en Suchiate, Huixtla, Tuzantán y en general en todos los municipios afectados por Stan, existe un caso muy cruel que relata con tristeza Carlos Tapia, que se registró en Escuintla.
“Ahí a un total de 18 familias afectadas por el Stan no les construyeron su casa, pero en el reporte de Pablo Salazar aparecen como obra concluida, con todas las estimaciones pagadas y hasta con supervisión externa pagada, pero la gente sigue sin casa”, relata.
En otras palabras, “Pablo Salazar y sus cómplices usaron el dinero o lo desviaron, dijeron que le habían entregado y construido casas a esas familias, pero esas casas no existen; no se les entregaron, son casas fantasma, así de grande el lucro con el dolor de los damnificados, con la farsa de la reconstrucción”.
Carlos Tapia no lo deja en palabras y exhibe una copia de este documento, pero advierte que hasta la fecha no se ha castigado penal o jurídicamente a Pablo Salazar y a sus cómplices por este desvío, “por esta burla, por este robo, por esta crueldad”.

El gobierno de Pablo Salazar trató a los damnificados (en zonas rurales) como si no fueran seres humanos

El gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, hoy recluido en el penal de Huixtla, trató con desprecio y como si no fueran seres humanos, a la gente, al asignarles viviendas prácticamente inhabitables. Nuevamente, los más pobres, los más desprotegidos, los afectados.
El trato fue inhumano a lo largo y ancho de la zona afectada por el huracán Stan. En el caso de los fraccionamientos que fueron “construidos” en Chicomuselo fueron diversas las deficiencias técnicas en las viviendas. El resultado, las familias vivieron una segunda tragedia, al no encontrar condiciones dignas para vivir tanto en Piedra Labrada, El Tesoro y Palo Alto. Caso similar vivieron en Pamalá, en Comitán.
Pero el terror tuvo distintas proporciones, mientras Pablo Salazar y los responsables gubernamentales de la reconstrucción hacían cuentas alegres y daban cifras despampanantes, en Frontera Comalapa la realidad distaba mucho del discurso oficial. Ahí, simple y sencillamente las viviendas carecían de agua potable. La afectación después del Stan continuó tanto en Agua Zarca y Las Limas Rincón Caballar.
Pero también en La Concordia se registraron deficiencias técnicas. En Montecristo de Guerrero se presentaron detalles en diferentes viviendas, desde filtraciones en el techo hasta situaciones como que la red eléctrica se entregó inconclusa. Peor aún, la red de agua potable al interior del fraccionamiento registró deficiencias técnicas como el mal empotramiento de las tomas domiciliarias, todo ello en perjuicio de las familias.
Algo similar se vivió el Villa Corzo, en el fraccionamiento Plan Grande, con deficiencias técnicas en las viviendas, además se presentaron otros grandes pendientes, como el hecho de que no estaba culminada la red de agua.
Mientras que en Villaflores, en Tierra y Libertad, las viviendas de la “reconstrucción” presentaron una serie de desperfectos, entre ellas la falta colocación de fosas sépticas biodigestoras, registros sanitarios, hasta nivelación de los patios traseros y cortes necesarios para evitar que corrientes de agua se introdujeran al interior de la vivienda. Obras tan deficientes que incluso registraron filtración en los tanques de agua, falta de llaves de nariz, entre otros problemas. En Sombra de la Selva y El Portillo, también en ese municipio, se registraron otras fallas que afectaron a los pobladores.
El caso de Amatenango de la Frontera es otro claro ejemplo del olvido e irresponsabilidad de los responsables de la reconstrucción. Se les hizo fácil, relata Carlos Tapia, ir dejando a la población sin agua, por lo que se requiere un proyecto integral para dotación del servicio.
Lo mismo les sucedió a los pobladores de El Zapotillo, donde se entregaron viviendas terminadas sin servicios de agua y luz. La burla fue tal, agrega el representante de los damnificados, que sólo tres familias habitan ese fraccionamiento que no tiene drenaje, ni vialidades, carece de lotes definidos, entre otros problemas persistentes. También en El Caballete las viviendas registraron serias deficiencias técnicas.
La irresponsabilidad también afectó y se vivió en el municipio de El Porvenir, en específico en el fraccionamiento El Coro, donde la obra simple y sencillamente fue abandonada.
En Mazapa de Madero, en el fraccionamiento Tierra Blanca y El Garrobo, se registraron serias deficiencias técnicas, desde fugas en la línea de conducción de agua potable y problemas con la falta de energía eléctrica, por un trámite no realizado por parte de la empresa contratista ante la CFE.
El terror de la irresponsabilidad también se dejó sentir en Motozintla, basta con conversar con los habitantes de los fraccionamientos 23 de Abril, Plan Grande, Francisco I Madero, Villahermosa y Berriozábal, para entender la magnitud de las obras mal hechas, con serias deficiencias técnicas.
En Siltepec, en específico el Ejido Toquián, puede ser clasificado como un claro ejemplo de lo que hicieron con la supuesta reconstrucción. Los más pobres fueron humillados con una obra abandonada. Sin luz, agua, ni drenaje. Un lugar inhabitable.
Los que corrieron con la mala fortuna, por así llamarlo, “de ser víctimas del engaño de Pablo Salazar fueron los habitantes de Acacoyagua (Fraccionamientos Santa Anita, Ejido Magnolia y el Ejido Hidalgo); así como en Cacahoatán en los predios San Antonio y El Platanillo, donde las viviendas registraron serias deficiencias técnicas”, describe Carlos Tapia.
Lo mismo también en Escuintla, en los fraccionamientos Unión Jamaica, El Triunfo, Independencia, Nueva Independencia, San Felipe Tizapa, Francisco Villa y Cuauhtémoc C., donde se presentaron diversas irregularidades técnicas, como por ejemplo, todo un fraccionamiento sin servicio de agua potable. “Todos necesitamos agua para vivir, qué pasaba por la mente de esos delincuentes al entregarle a la gente más humilde viviendas sin agua”, enfatiza Tapia.
También los pendientes y las deficiencias técnicas se hicieron presentes en los municipios de Frontera Hidalgo, Huixtla, Mapastepec y Mazatán, por lo que el entrevistado advierte que “fue el desfalco más grande del que se tenga registro en la historia de Chiapas”.
Caso idéntico en las zonas rurales de Suchiate (fraccionamiento 15 de Abril), Tapachula (Ejido Carrillo Puerto) y Tuxtla Chico (tanto en Francisco Villa, como en el Cantón Las Margaritas).
Mientras que en Tuzantán, no se diga, los trabajos correspondientes al pozo se encuentran construidos en un terreno fuera del polígono del fraccionamiento, donde incluso el propietario del terreno limita del servicio a los usuarios del fraccionamiento, por lo que se deberá contemplar la reubicación del mismo. Eso sin mencionar que dejaron pendientes trabajos que no fueron contratados: construcción de muros de contención para evitar socavamiento y deslave en los patios de los lotes, pavimentación de calles y red sanitaria.
También en las zonas rurales de Unión Juárez y Pijijiapan se registraron diversas deficiencias técnicas en las obras realizadas de la mal llamada “reconstrucción” realizada por el gobierno de Pablo Salazar, las cuales pueden observarse tanto en Nuevo Santo Domingo o en La Conquista.
La historia se repite en Villa Comaltitlán, por ejemplo en Ampliación Benito Juárez, el fraccionamiento se quedó sin agua. En el Cantón Zaragoza el agua es insuficiente e incluso los biodigestores están mal instalados. En Manuel Ávila Camacho varias viviendas están sin techumbre, no hay red eléctrica, entre otros problemas que afectan a sus habitantes.


Pablo Salazar, sus socios, las constructoras, la impunidad

Al día de hoy, seis años después de la tragedia, y de que la reconstrucción no se realizara de manera responsable, reitera Carlos Tapia a nombre de los afectados, sigue prevaleciendo la impunidad. “Pablo Salazar se encuentra en la cárcel pero por otros delitos, todavía no se le ha llevado a rendir cuentas por este daño a miles de chiapanecos”, agrega.
De igual forma advierte que los socios, los cómplices y los constructores que concretaron esta infamia tienen un alto grado de responsabilidad que no puede ser olvidado.
Incluso diversas constructoras, vinculadas directamente con José Antonio Aguilar Bodegas, director del despacho de los Álvarez Puga y socio de Pablo Salazar recibieron obras por el Stan. “Entonces por qué las autoridades no investigan a fondo y se hace justicia; las pruebas de lo que hicieron ahí están, pero hasta el momento es lamentable que no se haya actuado conforme a Derecho y castigado a estas mafias”, agrega Carlos Tapia.
El caso toca diversas esferas e intereses. En esa época del Stan, recuerda Tapia, José Antonio Aguilar Bodegas gozaba del fuero constitucional que le ofrecía ser senador de la República por lo cual podía actuar con completa impunidad, “las obras se repartieron por parte de los responsables de la mal llamada reconstrucción de manera discrecional y ahí están las consecuencias”.
“Lo que pedimos es un juicio por homicidio por omisión, Pablo Salazar y sus cómplices deben ser juzgados; por ejemplo en esa época nadie advirtió como se debía a los pobladores del riesgo que corrían; faltó una verdadera acción preventiva, el resultado el alto número de muertos… pero también una jugosa oportunidad para ellos, para lucrar con el dolor de las víctimas y edificar viviendas inservibles y servirse del dolor de la gente”, añade.

Piden a legisladores y las autoridades que no les tiemble la mano y que se castigue a los responsables
Ante la magnitud de la tragedia, señala que las autoridades y los legisladores deben actuar más allá de las influencias políticas y de otros órdenes que pudieran tener los involucrados en el caso Stan.
En ese sentido, Carlos Tapia se refirió a que los diputados chiapanecos, los integrantes de la LXIV Legislatura del Congreso del Estado, que aprobaron de manera unánime el decreto para la integración de la Comisión Especial para la Construcción de los Daños Ocasionados por el Huracán Stan.
Al respecto exigió a la comisión integrada por los diputados Carlos Avendaño Nagaya como presidente, Zoé Robledo Aburto como vicepresidente, Samuel Chacón como secretario; así como por Miguel Ángel Gordillo, Alejandra Cruz Toledo, Ulises Grajales y Margot de los Santos, como vocales, que “no les tiemble la mano y actúen en consecuencia al dolor de las familias afectadas”.
Pero también hizo un llamado al gobierno federal, a los legisladores federales, tanto diputados como senadores, para que este tema no se vaya a encarpetar y que se les castigue conforme a Derecho a los responsables. “Las autoridades locales y federales no deben dejar pasar esta infamia”, agregó.

Lo que sucedió no se olvida

En los panteones se encuentran los cuerpos de mujeres, niños, adultos mayores y hombres que perdieron la vida en el huracán Stan en Chiapas. Otros cuerpos jamás fueron recuperados. La gente llora a sus muertos, la tragedia fue muy grande, la omisión fue mayor, por eso exigen castigo a los responsables. Un muro de contención, un bordo o un dragado pudo haber salvado muchas vidas. Una llamada a tiempo, un mensaje preventivo, también. La vida de estas personas no podrá ser reemplazada con nada, sin embargo, sus deudos (quienes también viven una segunda tragedia por una “reconstrucción” mal realizada) exigen justicia.

Reportaje en memoria de las víctimas del huracán Stan en Chiapas.


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